EL GOBIERNO DE CANARIAS SE VIENE ARRIBA CON LA POLÍTICA DE VIVIENDA.

Candelaria, a 02 de diciembre de 2025.- El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y el consejero de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad, Pablo Rodríguez, inauguraron este lunes el I Congreso de Vivienda de Canarias, un encuentro que pretende reunir durante esta semana a administraciones, expertos y agentes del sector. El evento se presenta en un contexto de autoproclamado «liderazgo» del Ejecutivo autonómico en lo que denominan «la mayor transformación de las políticas de vivienda de la última década».
Sin embargo, este marco institucional choca frontalmente con la realidad social que atraviesa el archipiélago: la crisis de acceso a la vivienda vive probablemente su momento más acuciante desde la postguerra, con una demanda que no se había visto en casi un siglo y una carestía que sitúa a Canarias entre las comunidades con mayor presión habitacional del país. Mientras las autoridades se vanaglorian de su política de vivienda, miles de familias canarias enfrentan la imposibilidad real de acceder a un techo digno.
La cruda realidad: oferta exigua frente a demanda galopante.
El problema de la vivienda en Canarias está muy lejos de resolverse. Los datos son contundentes: la oferta de vivienda asequible es exigua frente a una demanda que no deja de crecer, impulsada por factores como el aumento del turismo residencial, los elevados precios de alquiler y la insuficiente construcción de vivienda protegida durante años.
Expertos del sector estiman que Canarias necesita poner en el mercado «muchas decenas de miles de viviendas» para comenzar a equilibrar la balanza, una cifra que parece inalcanzable con los ritmos actuales de construcción y con las limitaciones territoriales del archipiélago. Esta brecha entre oferta y demanda explica los precios desorbitados tanto en compra como en alquiler, que han convertido la vivienda en un lujo inaccesible para gran parte de la población local.
Un congreso entre la autocomplacencia y la urgencia social.
El congreso inaugurado este lunes pretende, según sus organizadores, «poner de manifiesto el impacto que está teniendo este impulso en el sector y la importancia de consolidar una estrategia sostenida en el tiempo para responder a las necesidades del archipiélago». Pero la pregunta que flota en el ambiente es si este tipo de eventos sirven realmente para acelerar soluciones o simplemente constituyen un ejercicio de autocomplacencia institucional.
Mientras en las salas del congreso se debaten estrategias y se presentan memorias de gestión, en las calles la emergencia habitacional se agrava día a día. Jóvenes que retrasan indefinidamente su independencia, familias que destinan más del 50% de sus ingresos al alquiler, y trabajadores esenciales que no encuentran donde vivir en las islas donde trabajan, son la otra cara de una crisis que requiere medidas extraordinarias y urgentes.
La necesidad de un cambio de paradigma.
Los analistas coinciden en que solucionar esta crisis requiere algo más que congresos y declaraciones de impacto. Se necesitan cambios legislativos que agilicen los procedimientos, una apuesta decidida por la vivienda pública en alquiler, medidas contra la especulación, y sobre todo, un volumen de construcción que responda a la dimensión real del problema.
El I Congreso de Vivienda de Canarias tendrá valor si logra traducirse en acciones concretas, plazos medibles y compromisos verificables. De lo contrario, corre el riesgo de ser recordado como un evento más en medio de la mayor crisis habitacional que ha vivido Canarias en generaciones, un síntoma de la desconexión entre la retórica política y la urgencia social que define nuestro tiempo.
Lo cierto es que, congreso o no congreso, Canarias sigue necesitando soluciones inmediatas para un problema que no puede esperar a futuras estrategias o transformaciones a largo plazo. La vivienda es hoy, para miles de canarios, una emergencia.




