Tenerife

AUMENTAN LOS EPISODIOS DE SISMICIDAD EN TENERIFE Y ALREDEDORES.

Candelaria, a 23 de octubre de 2025.- Si alrmismos, pero con rigor. Mientras los ciudadanos de Tenerife intentan digerir las imágenes catastrofistas de la película «Bajo el Volcán» y reciben instrucciones sobre mochilas de emergencia en simulacros, la tierra bajo sus pies emite un recordatorio constante, pero sutil, de su naturaleza viva. La última imagen del Instituto Geográ Nacional (IGN), que recoge la actividad sísmica de los últimos 90 días, no muestra una alerta inminente, pero sí un complejo panorama geológico que la ciudadanía observa con creciente inquietud.

El mapa sísmico pinta un retrato de una isla en constante, aunque tranquila, agitación. Los expertos identifican varios focos principales: el enjambre de Fasnia-Arico, destacando por ser el de mayor profundidad; una actividad más dispersa entre Tenerife y Gran Canaria; el foco en la dorsal noreste, en la cabecera del Valle de La Orotava; y, finalmente, la actividad al suroeste de La Caldera de Las Cañadas que se extiende de forma más somera bajo el imponente edificio del stratovolcán Teide.

Esta actividad, en el contexto de unas islas volcánicas como Canarias, entra dentro de la más absoluta normalidad. Es la respiración geológica del archipiélago. Sin embargo, es la coincidencia temporal con otros factores lo que está generando una ansiedad social que las autoridades no pueden ignorar.

En un lapso de tiempo extraordinariamente reducido, la población ha sido testigo de una convergencia de elementos que, juntos, impactan en la psique colectiva:

  1. La realidad sísmica: El mapa del IGN, accesible para todos, sirve como un recordatorio tangible e innegable del riesgo volcánico.
  2. La ficción catastrofista: El estreno de una película que dramatiza un colapso volcánico en La Palma, «Bajo el Volcán», siembra imágenes potentes y alarmantes en el imaginario popular.
  3. Los protocolos de emergencia: La celebración de simulacros y el reparto de mochilas de emergencia, medidas necesarias y prudentes, adquieren un cariz de inminencia cuando se mezclan con los otros dos factores.

Esta triple coincidencia ha creado un caldo de cultivo para la preocupación. La gente se pregunta: ¿nos estamos preparando para algo que los científicos saben y no nos cuentan? ¿Es esta actividad normal o hay motivo para una alarma soterrada?

Ante este escenario, surge una pregunta inevitable: ¿no es el momento de que las autoridades consideren una convocatoria extraordinaria del Comité Científico del Plan de Protección Civil por Riesgo Volcánico (Pevolca)?

El objetivo no sería generar alarma, sino todo lo contrario. Se trataría de:

  • Cambiar impresiones sobre la reciente actividad multipolar y su significado real dentro de la normalidad geológica.
  • Interpretar con criterio esta «tormenta perfecta» informativa y emocional que vive la población.
  • Informar con más claridad y transparencia, traduciendo los datos técnicos del IGN en un mensaje sereno, pedagógico y accesible para toda la ciudadanía.

Un comunicado conjunto, una rueda de prensa didáctica o una nota explicativa que despeje dudas y contextualice la situación sería un bálsamo para una población que, comprensiblemente, se siente algo asustada. La información veraz y tranquilizadora es la mejor herramienta para combatir el miedo infundado y los bulos.

En un entorno volcánico, la coexistencia con el riesgo es una realidad. Pero esa coexistencia debe basarse en la confianza. Y la confianza se construye con comunicación constante, con pedagogía y con la seguridad de que, cuando la tierra tiemble –aunque sea de forma normal–, habrá una voz científica e institucional clara y tranquilizadora que guíe a la población, lejos del ruido y el sensacionalismo. La película ya se ha estrenado y las mochilas están repartidas. Ahora, más que nunca, toca llenar el vacío informativo con rigor y tranquilidad.

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