Durante la última sesión de la Comisión de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Güímar, que tuvo lugar el 17 de marzo pasado, se estudió una propuesta del Concejal de Cultura, Javier Eloy Campos, para realizar un acto de Hermanamiento con el municipio de Arafo.
Se aludía en ella, a la historia en común de ambos municipios, las intensas relaciones que existen entre ellos y los profundos lazos que los unen.
La Comisión de Honores y Distinciones aprobó por unanimidad, de todos sus miembros, dicha propuesta y la elevó al Pleno del Ayuntamiento, que tuvo lugar el 27 de marzo.
En el pasado existió una iniciativa de hermanamiento que, en aquel momento, partió del Ayuntamiento de Arafo. El documento, que data de 1996, se conserva en el archivo municipal de Arafo, y en él se expresa el deseo del pleno arafero de realizar un acto protocolario de :»Hermanamiento e intercambio músico-cultural y religioso con los municipios de Candelaria y Güímar». Un acto que estaría incluído en la recuperada «Fiesta del Valle», celebración que databa de la primera mitad del siglo XX.
Entre los puntos acordados estaba la entrega de una distinción a los municipios de Candelaria y Güímar; distinguir asimismo a las bandas de estos municipios; facultar al alcalde y concejales de cultura y fiestas para la organización del acto y crear una comisión ciudadana.
En la última sesión plenaria del Ayuntamiento de Güímar, se trató la propuesta aprobada por la Comisión de Honores y Distinciones, quedando aprobada por la mayoría de los concejales. Güímar ha esperado casi tres décadas para corresponder al acto de Arafo.
Tras la notificación, que realizó personalmente el Alcalde de Güímar, Gustavo Pérez Martín, al Alcalde de Arafo, Juan Ramón Martín Pérez, sobre el deseo del Ayuntamiento de Güímar de invitar al de Arafo a la celebración de un acto de hermanamiento en suelo güimarero, queda esperar la respuesta del pleno arafero para proceder a diseñar un programa de actos que afiance y refleje la unión ente nuestros dos municipios.
Uno de los momentos en los que queda patente la unión ente ambos pueblos, se produce durante la Bajada del Socorro, que se vive con igual intensidad por araferos y güimareros.
