LAVADO DE CARA AL HELIODORO PARA LA NUEVA TEMPORADA.

Candelaria, a 29 de agosto de 2025.- El Estadio Heliodoro Rodríguez López, icono del fútbol tinerfeño desde 1925, está inmerso en una transformación que busca equilibrar su histórica esencia con las exigencias modernas. La intervención más visible es la sustitución de las antiguas butacas por asientos autoabatibles, una obra adjudicada por el Cabildo de Tenerife a la empresa GOMOBE por 2,8 millones de euros. Estas butacas, que cumplen con los estándares de LaLiga y UEFA, no solo mejoran la comodidad de los 22.000 espectadores, sino que otorgan al coliseo blanquiazul una imagen renovada y funcional.
Las obras, iniciadas tras el final de la temporada 2024-2025, avanzan a buen ritmo para estar listas antes del debut del CD Tenerife en Primera Federación. Según imágenes compartidas por la contratista, ya se han instalado las estructuras de soporte de acero y los raíles de aluminio que sostendrán los nuevos asientos . Esta intervención es solo la punta del iceberg de unas necesidades más profundas que el club y la afición llevan años reclamando.
El Heliodoro ha sido testigo de múltiples remodelaciones a lo largo de su siglo de historia. Inaugurado como «Stadium» en 1925, su primera gran reforma llegó en 1946 de la mano del arquitecto Marrero Regalado, impulsada por el entonces presidente Heliodoro Rodríguez López. Entre los años 1980 y 2001, el arquitecto Carlos Schwartz dirigió una renovación integral que amplió el aforo a 24.000 localidades, añadiendo gradas como San Sebastián y Herradura, y incorporando palcos VIP y una sala de prensa.
Pese a estas mejoras, el estadio arrastra problemas estructurales y de mantenimiento. Actualmente, es propiedad del Cabildo de Tenerife desde 1970, tras ser vendido para saldar deudas del club 37. Esta dependencia institucional ha ralentizado inversiones más ambiciosas, limitando las intervenciones a «parches» necesarios para cumplir normativas mínimas.
Del «parche mínimo» al necesario proyecto integral.
Mientras el vecino Estadio de Gran Canaria se prepara para el Mundial 2030 con una reforma radical («La Nube») que ampliará su aforo a 44.484 espectadores, el Heliodoro sigue a la espera de un proyecto global. Las actuales obras de butacas son, en palabras de aficionados y directivos, un «parche mínimo» para mantener operativo un recinto que muestra signos de envejecimiento:
- Falta de modernización integral: A diferencia de otros estadios españoles, el Heliodoro carece de sistemas de última generación en iluminación, videomarcadores o sostenibilidad.
- Necesidades del club: El CD Tenerife requiere mejoras en vestuarios, accesos y áreas comerciales para generar ingresos competitivos.
- Demandas ciudadanas: La ubicación céntrica del estadio exige integración urbana y mejoras en movilidad.
- Ampliación de aforo: necesario para que el estadio pudiera albergar partidos internacionales.
Desde el Cabildo se dice que las butacas son «una actuación coordinada con el club para adecuarse a las demandas de LaLiga». Sin embargo, desde el club se señala que esto es solo el primer paso de una lista de necesidades pendientes.
El centenario: oportunidad para un proyecto ambicioso
En 2025, el Heliodoro cumplió 100 años, un hito que reavivó el debate sobre su futuro. El Cabildo y el club coinciden en que la prioridad inmediata es finalizar el cambio de butacas para la nueva temporada. No obstante, se espera que el centenario sirva como catalizador para un plan de remodelación integral que incluya:
- Nuevas zonas de ocio y restauración;
- Modernización de vestuarios y áreas médicas;
- Sistemas de eficiencia energética;
- Mejora de accesos y integración con la ciudad;
- Nuevos aparcamientos en el barrio; y
- Conexión directa de guaguas desde el Heliodoro a distintos núcleos.
Entre la urgencia y la planificación
El Heliodoro Rodríguez López es más que un estadio: es un símbolo de identidad para Tenerife. Las obras de butacas autoabatibles son un parche necesario, pero insuficiente para un recinto que aspira a competir en el siglo XXI. Mientras Gran Canaria avanza hacia el Mundial 2030 con un proyecto visionario, Tenerife debe balancear las urgencias inmediatas con una hoja de ruta clara que transforme el «parche» en una renovación digna de su centenario legado. El desafío no es solo modernizar un estadio, sino garantizar que el corazón del fútbol tinerfeño siga latiendo con fuerza para las próximas generaciones.