LAMENTABLE LA CONECTIVIDAD DE INTERNET MÓVIL EN GÜÍMAR.

Güímar, a 17 de diciembre de 2025.- La borrasca Emilia ha dejado al descubierto una profunda brecha digital en Tenerife. Tras su paso, los fuertes vientos han afectado a las antenas de comunicaciones, colapsando las ya precarias conexiones en la cabecera municipal de Güímar y sus alrededores. Este incidente meteorológico ha agravado una situación anómala que los vecinos denuncian desde hace tiempo: la localidad padece una falta crónica de cobertura de internet móvil, un caso único para una capital municipal en Canarias.
La tormenta, que azotó el archipiélago con rachas de viento, intensas lluvias y nieve en las cumbres, ha sido el detonante de un problema enquistado. El impacto en las infraestructuras de telecomunicaciones ha trastocado por completo las comunicaciones en Güímar, sumiendo a residentes y negocios en un aislamiento digital del que aún se recuperan.
La vulnerabilidad de las comunicaciones en Güímar no es nueva. Los habitantes arrastran desde hace años una deficiente conectividad, una situación que choca con los datos generales de cobertura en las islas. Según el último informe de banda ancha, aunque Canarias en su conjunto tiene una cobertura de fibra del 91% y de 5G básico del 96%, existen notables diferencias entre islas y tecnologías.
El problema en Güímar, según relatan los vecinos, tiene una raíz social y de planificación. La conectividad en el casco municipal se ha visto históricamente perjudicada por la negativa de algunos residentes a la instalación de nuevas antenas en la zona, un fenómeno conocido como «síndrome NIMBY» (Not In My Backyard). Esta resistencia, paradójica en una sociedad donde el dispositivo móvil es una herramienta omnipresente, ha bloqueado la mejora de la infraestructura necesaria.
La borrasca Emilia ha actuado como un estrés test extremo para este sistema ya debilitado. El temporal dejó a su paso por Tenerife más de 500 incidencias, incluyendo desprendimientos, inundaciones y daños en infraestructuras. Los vientos, que en zonas de la isla superaron los 90 km/h, fueron los responsables directos de dañar las antenas, dejando a una población ya mal conectada prácticamente incomunicada.
La falta de una cobertura móvil robusta tiene un impacto directo en la vida diaria, la seguridad y la economía local:
- Emergencias y seguridad: En una situación de alerta meteorológica como la vivida, la incapacidad para recibir avisos oficiales o contactar con servicios de emergencia a través del móvil supone un riesgo añadido.
- Actividad económica: Comercios, profesionales y autónomos se ven incapacitados para realizar transacciones con datáfonos móviles, gestionar pedidos online o mantener una comunicación fluida con clientes.
- Vida cotidiana y teletrabajo: Los residentes encuentran serias dificultades para realizar trámites administrativos, acceder a educación digital o teletrabajar de forma eficaz.
Esta situación contrasta con los esfuerzos de digitalización y pone de relieve la llamada «última milla» del despliegue tecnológico, donde los obstáculos locales pueden dejar a comunidades enteras fuera de la conectividad básica.
Güímar se configura como una anomalía dentro de las estadísticas de Canarias. Mientras el informe de banda ancha señala que Tenerife tiene una cobertura de red con capacidad gigabit en torno al 90%, la capital municipal parece ser un punto ciego dentro de esta red. No es un problema de cobertura insular, sino de focalización en un núcleo urbano concreto, lo que lo hace, según los afectados, un caso probablemente único entre las principales cabeceras municipales del archipiélago.
La solución no es sencilla. Requiere de un diálogo constructivo entre las administraciones locales, los operadores de telecomunicaciones y la propia comunidad vecinal para encontrar ubicaciones consensuadas para las infraestructuras. Además, se necesitaría una inversión específica para reparar y reforzar las instalaciones dañadas por el temporal y desplegar nuevas que cubran los déficits existentes.
Mientras la normalidad regresa lentamente a las islas tras el paso de Emilia, en Güímar la pregunta que queda en el aire es si esta última crisis servirá como catalizador para resolver, de una vez por todas, una desconexión que los vientos han ayudado a visibilizar, pero que es anterior a cualquier tormenta.




