Güímar, a 7 de junio de 2025.- El municipio de Güímar, y especialmente Candelaria, ondean hoy a media asta. Hipólito, maestro de educación física durante décadas, ha fallecido dejando un vacío en quienes fueron sus alumnos. Su nombre resuena en redes sociales y conversaciones privadas, donde cientos de canarios que pasaron por sus aulas durante los años 80 y 90 comparten un mismo sentimiento: «Tuvimos la suerte de tenerle», en el Colegio Príncipe Felipe, de Candelaria.
Sin detalles aún sobre las causas de su muerte, el dolor se expresa en memorias compartidas: un hombre de trato exquisito, sonrisa perpetua y un saber estar que trascendía las pistas deportivas. «Educado y correcto en cada gesto», escribía un antiguo alumno en un homenaje espontáneo.
Hipólito no solo enseñó a lanzar un balón o correr más rápido. Moldeó valores: Respeto en cada corrección; Alegría contagiosa al iniciar la clase; e Inclusividad con alumnos de todos los niveles.
Su figura, alta y serena, era sinónimo de seguridad para niños y adolescentes. «Recuerdo cómo calmaba los conflictos con una palabra, sin gritos», rememora este que les escribe, que alumno suyo fué, cuando éramos jóvenes, hace unos cuarenta años.
Trabajó entre Güímar y Candelaria, municipios que hoy se unen en el duelo. En una época donde la educación física era marginal, él la convirtió en pilar formativo: torneos intercoles, excursiones a la montaña, y sobre todo, lecciones de vida.
Descanse en Paz.
