Candelaria, a 21 de noviembre de 2025.- Un episodio de lluvias generalizadas ha regado en las últimas horas gran parte del archipiélago canario, con una incidencia especialmente significativa en el Valle de Güímar. A diferencia de los temporales tormentosos, este evento se ha caracterizado por una lluvia serena, constante y sin viento, que ha caído de manera abundante sobre el terreno, permitiendo una óptima infiltración.
El paisaje del valle se ha transformado, con nubes bajas y densas nieblas cubriendo las medianías y las zonas altas de monte. Este manto húmedo ha sido el principal artífice de una precipitación eficaz, que ha empapado la tierra de manera pausada pero profunda. La ausencia de rachas fuertes de viento ha evitado la erosión del suelo y ha permitido que el agua se deposite de manera uniforme en la vegetación y el terreno.
Este tipo de precipitación, a menudo más beneficiosa que los aguaceros torrenciales, es particularmente valiosa para el campo y los recursos hídricos. El agua, al caer con suavidad, tiene más tiempo para filtrarse en la tierra, recargando los acuíferos y alimentando los manantiales de la zona, en lugar de perderse rápidamente por escorrentía hacia el mar.
Los agricultores de la comarca ven con optimismo esta lluvia, que llega en un momento crucial para muchos cultivos, proporcionando una hidratación profunda sin dañar las plantas. Además, este aporte hídrico es un balón de oxígeno para los bosques de laurisilva y pinar de las cumbres, que dependen de la captación de agua de niebla y lluvias horizontales para su supervivencia.
Mientras las carreteras de la comarca han registrado un aumento de la precaución por parte de los conductores debido a la baja visibilidad y el pavimento mojado, el sentimiento general entre la población es de satisfacción. Esta «lluvia buena», como la denominan popularmente, supone una inyección de vida para el campo y el ecosistema del valle, recordando la estrecha relación entre el clima y la identidad de este territorio agrícola.
