UNA CONOCIDA BODEGA DEL VALLE ANUNCIA SU PRIMERA COSECHA DE BABOSO NEGRO.

Arafo, a 07 de septiembre de 2025.- “El tiempo hizo su parte y la espera ha merecido la pena”. Con esta frase de satisfacción, Bodegas Ferrera anuncia un momento histórico en su corta pero ambiciosa trayectoria: la celebración de su primera vendimia de uva Baboso Negro. Un hito que no es solo una cosecha, sino la materialización de un sueño y el pistoletazo de salida de una nueva etapa para este proyecto enclavado en el fértil Valle de Güímar.
La vendimia, un ritual que mezcla tradición, esfuerzo y emoción, tuvo lugar esta semana en los viñedos de la bodega. Las cepas de Baboso Negro, plantadas en el característico suelo volcánico de la comarca y alimentadas por el singular microclima, dieron sus primeros frutos con los que se elaborará un caldo que promete honrar las raíces de la tierra.
El proceso comenzó hace años, con la paciente selección de los terrenos y el cuidado meticuloso de las vides. Del subsuelo volcánico al racimo, cada paso se ha seguido con dedicación, esperando el momento óptimo de maduración. Ese momento llegó, marcado por la experiencia de los viticultores y el beneplácito del tiempo, culminando en una cosecha que se desarrolló en el marco de una jornada de intenso trabajo pero también de gran emoción.
“Este es el fruto de muchísimo trabajo y fe en nuestro territorio. El Baboso Negro es una variedad que posee un gran carácter y que creemos que puede dar vinos extraordinarios, capaces de hablar de nuestro terruño volcánico”, señaló un representante de la bodega durante los trabajos de recolección.
Con esta primera vendimia, Bodegas Ferrera no solo inicia la elaboración de su primer vino monovarietal de Baboso Negro, sino que también contribuye a enriquecer el panorama enológico de Tenerife, apostando por la calidad, la identidad y el valor de las variedades autóctonas. Es el comienzo de la historia de un vino que nace con la vocación de tender un puente entre el pasado agrícola del valle y el futuro de su viticultura. Ahora, el testigo pasa a la bodega, donde la uva iniciará su transformación en un caldo que todo el Valle de Güímar espera con ansia.