UN TELAR URBANO NOS PROTEGE DEL SOL.

Arafo, a 21 de agosto de 2025.- La principal calle peatonal de Arafo, junto al Ayuntamiento, se ha convertido en un espectáculo de color y creatividad gracias a una iniciativa vecinal que ha cubierto el espacio con toldos artesanales de ganchillo gigante. Esta obra colectiva, tejida con miles de tiras de plástico reciclado provenientes de bolsas de la compra, no solo protege del sol canario sino que ha revitalizado el corazón del municipio. Los parasoles, impermeables y ligeros, son el resultado de meses de trabajo desinteresado de decenas de vecinos, muchos de ellos mujeres que han recuperado técnicas ancestrales de tejido para dar vida a este proyecto.
La técnica utilizada, conocida como ganchillo XXL, emplea agujas de gran tamaño similares a las usadas para tejer trapillo, permitiendo cubrir grandes superficies con rapidez y eficacia. El material principal son bolsas de plástico recicladas, cortadas en tiras y tejidas para crear estructuras resistentes a la intemperie. Este enfoque no solo es ecológico –al reutilizar residuos– sino también funcional: por la noche, algunas de estas instalaciones se iluminan, guiando a los viandantes hacia la plaza principal y creando un ambiente mágico.
La intervención ha supuesto un antes y después para la calle peatonal, antes un espacio de paso que ahora se ha convertido en un punto de encuentro y atracción turística. Comerciantes y residentes destacan el aumento de visitantes que se detienen a fotografiar los coloridos toldos, muchos de ellos con motivos geométricos inspirados en la artesanía local. El proyecto recuerda a iniciativas similares en municipios como Valverde de la Vera (Cáceres), donde el urban knitting logró transformar espacios públicos y fortalecer el tejido social.
No es casualidad que esta iniciativa floreciera en Arafo, municipio con una profunda vocación artesanal. Detrás de esta instalación hay horas de trabajo en grupo, talleres espontáneos y la transferencia de conocimiento entre generaciones. Mujeres expertas enseñaron a otras a tejer, mientras que algunos hombres se sumaron al proyecto, rompiendo estereotipos . La iniciativa, autogestionada en sus inicios, recibió luego apoyo municipal y provincial, pero su alma sigue siendo la colaboración vecinal. «Lo bueno del proyecto es que aprendemos tanto sobre técnicas textiles como a relacionarnos con nuestros vecinos», destacaba Marina Fernández, impulsora de un proyecto similar en Extremadura.