Arafo, a 26 de octubre de 2025.- Mientras el casco de Arafo disfruta de eventos municipales y mejoras continuas, los vecinos de El Carretón, en la calle La Molineta, se sienten ciudadanos de segunda clase. El estado de esta vía, combinado con la casi nula presencia de agentes de tráfico, ha creado una situación caótica que el Ayuntamiento parece ignorar sistemáticamente.
La calle La Molineta presenta un deterioro evidente: asfalto en mal estado, firme estrecho y señalización deficiente. Sin embargo, lo más grave es la negativa municipal a asumir que el tráfico de esta zona es competencia propia. El constante trasiego de veháticos hacia el Colegio Luther King, los garajes de caravanas y el propio movimiento del barrio han convertido esta vía en un polvorín circulatorio donde el incumplimiento de las normas es la tónica general.
La combinación es explosiva: tráfico incesante, viabilidad reducida y ausencia total de control. Los vecinos denuncian cómo los vehículos se estacionan en segunda fila, se invaden sentidos contrarios y se superan sistemáticamente los límites de velocidad. Esta semana, por primera vez en meses, se ha avistado una patrulla en la zona, pero los residentes temen que sea un parche temporal y no un compromiso real con la seguridad vial.
Lo que más indigna a los habitantes de El Carretón es el contraste con las frecuentes actividades que se organizan en el casco urbano. Mientras el Ayuntamiento invierte recursos en lo que algunos califican como «eventos de pandereta», un barrio entero sufre las consecuencias del abandono institucional. La sensación de ser ciudadanos de segunda se acrecienta cuando comprueban cómo sus calles se convierten en territorios sin ley.
Los vecinos exigen que el Consistorio asuma sus responsabilidades: mejorar el firme, ampliar la vía donde sea posible, instalar señalización vertical y horizontal adecuada, y mantener una presencia policial constante. No piden privilegios, sino los mismos derechos que el resto de los ciudadanos de Arafo.
La situación en La Molineta es el reflejo de una gestión municipal con miras cortas, que prioriza la imagen sobre las necesidades reales de sus vecinos. Mientras el Ayuntamiento no asuma que la solución de este problema es competencia suya, El Carretón seguirá siendo el barrio olvidado de Arafo.
