LA GUÍA REPSOL DESTACA LA CALIDAD DE BODEGAS FERRERA.

Arafo, a 10 de marzo de 2025.- En el corazón del Valle de Güímar, entre paisajes volcánicos que desafían el tiempo, la Guía Repsol ha alzado su voz para celebrar la trayectoria de Carmen Gloria Ferrera y su familia, pilares de Bodegas Ferrera. Este galardón no solo premia la excelencia vitivinícola, sino que rinde homenaje a un legado forjado por mujeres audaces: su abuela y su madre, pioneras que rompieron moldes en una época en que el mundo del vino estaba dominado por hombres.
Desde niña, Carmen Gloria aprendió a escuchar los secretos de la tierra. Su abuela y su madre, dos figuras clave en la historia de la bodega, le enseñaron que el vino no es solo una bebida, sino un relato de resistencia y amor por el territorio. Bodegas Ferrera ha hecho de la paradoja su sello: honrar el pasado mientras mira al futuro. Bajo el liderazgo de Carmen Gloria, la bodega ha recuperado variedades autóctonas casi olvidadas y ha apostado por la viticultura de montaña, una práctica que exige precisión en las laderas abruptas del valle. Cada cepa aquí cuenta una historia. No solo se cultivan uvas, sino memoria, combinando técnicas ancestrales con tecnología sostenible, asegurando que cada cosecha refleje la pureza del ecosistema volcánico.
El premio de la Guía Repsol llega como un espaldarazo a décadas de esfuerzo. La distinción subraya su compromiso con los vinos de altura, aquellos que nacen en condiciones extremas y capturan la esencia de un territorio único. El reconocimiento, lejos de ser un punto final, es un impulso para seguir innovando. Mientras Juan Rubén estudia nuevas técnicas de cultivo, hay que seguir siendo fieles a esta tierra.
Desde 1976, la Guía Repsol destaca los mejores sabores y experiencias gastronómicas de España. Su sello es sinónimo de excelencia, y su elección de Bodegas Ferrera refuerza el valor de los proyectos que entrelazan tradición, sostenibilidad y audacia. Hoy, cada copa de Bodegas Ferrera no solo ofrece un vino: sirve un pedazo de historia, un tributo a tres generaciones de mujeres que convirtieron el desafío en arte.